La ilustración, cuya etimología se remonta hasta la palabra latina illustrare (iluminar, alumbrar, divultar) y que a su vez procede de la raíz indoeuropea leuk- (luz, brillo), es una de las disciplinas que más disfrutamos y valoramos en Sirope, pero la que menos se solicita por parte del cliente, y eso es una verdadera pena.
Las ilustraciones son un recurso gráfico excelente a la hora de contar una historia. Además deun recurso flexible, porque no se cierran a ninguna situación en particular.
La ilustración supone también una alternativa para dar respuesta a problemas de comunicación, mediante un proceso que articula la indagación, el diseño y el pensamiento creativo.
Una ilustración puede servir como ejemplo para visualizar un argumentario de venta o para dar soporte gráfico a un texto explicativo. La propia lengua mantiene esta acepción romana y por eso pedimos a alguien que nos «ilustre con un ejemplo».
También permiten contextualizar una situación o mostrar un entorno en el que se mueve y rodea un proyecto. Del mismo modo, una ilustración permite hacer una representación visual del mercado o el público objetivo al que va dirigida una comunicación.
Pero lo realmente bueno de una ilustración es que a parte de poder mostrar una realidad presente o futura, la dosis de creatividad de la que se nutre permite modular esa realidad de la que hablamos. El dibujo permite dar alas a la imaginación y que se pueda apelar a los sentidos e incluso a lo onírico. Se trata por lo tanto de un elemento creativo que atrae y aporta valor añadido.
Dejémonos de metafísica y acerquémonos a lo mundano. Veamos ahora cómo las ilustraciones se pueden aplicar a casos concretos como si se tratase de una herramienta de marca:
Ilustrar una trayectoria profesional o la historia de una empresa
Desde que el ser humano poblara las cuevas, las ilustraciones han sido fundamentales para transmitir momentos del pasado a las generaciones futuras.
A través del dibujo se puede reforzar la narrativa de una empresa. Hacer una descripción gráfica de los acontecimientos o los momentos más importantes que ha atravesado la entidad. Es una forma diferente de contar las cosas, de hacer más atractivo el storytelling que simplemente con un texto que suele leerlo únicamente el dueño de la empresa.
Del mismo modo, la comunicación de los valores también se puede hacer a través de la ilustración para que no corra el mismo infausto destino que la historia.
Comunicar conceptos visualmente
Es un forma diferente de transmitir un modo de pensar o una filosofía de trabajo. Permite visualizar las ideas a través de una ilustración. Convertir algo que es abstracto en algo que podemos ver e interpretar.
Puede haber ideas peores que otras, pero seguramente con una buena ilustración a su vera pasan por mejores. Digamos que es hacer un packaging bonito para una idea.
Ilustrar una imagen corporativa con elementos decorativos o de trabajo
La ilustración es arte, de eso no cabe la menor duda. De tal modo que, ¿por qué no plasmar con arte los objetos que entran en contacto con empleados, clientes y proveedores? Supone añadir valor a tu marca e incrementar su presencia.
El mismo argumento sirve para ilustrar los elementos de trabajo como la ropa, el mobiliario de oficina, los elementos de papelería e incluso, ¡el coche de empresa!
Para aportar valor a proyectos editoriales
Parece el lugar natural para una ilustración, entre tapa y tapa. Apostar por el dibujo para un libro, ya sea para su portada como para su interior, es una jugada siempre acertada. Hay que dejarse de prejuicios como que las ilustraciones son para publicaciones infantiles. La ilustración se adapta al tono del texto y juntos forman un todo.
Por otro lado, en el plano corporativo, durante la vorágine del día a día en las empresas no se tiene noción de la cantidad de impresiones y folletos que se emiten. Si realmente resulta su lugar natural, ¿por qué no acompañar esas publicaciones con ilustraciones que permitan crear una homogeneidad visual y corporativa?
Ofrecer los servicios de una empresa
Puede ser que la función comunicativa de servicios o productos sea una de las formas más prosaicas de utilizar la ilustración, pero no por ello hay que olvidarse de ella. Sirve no solamente para hacer una representación gráfica o alegórica del artículo o de la prestación, sino también de los valores asociados como pueden ser la rapidez, el cuidado con los detalles o la atención al cliente.
Por otro lado, queda claro que ilustrar no siempre vale para representar determinados productos, pues una foto puede resultar requisito indispensable para una venta. No obstante, sí puede servir para comunicar a través del propio producto o volverlo más atractivos a través del diseño de packaging.
Enamorar al usuario o cliente
El punto más importante de los 6 que comentamos. En un mundo y una sociedad saturada de imágenes, con cientos de impactos diarios, la originalidad brilla por su ausencia. Vivimos inmersos en una constante apoplejía visual en donde la ilustración destaca como la solución a esa enfermedad.
Cualquier formato que sea susceptible de vestirse con una ilustración gana valor. Personaliza y diferencia. Enamora y conquista. Alude a los sentidos y a los deseos más profundos. Permite resaltar las virtudes, como hace un buen maquillaje. Se adapta a todos los gustos, tendencias y además nunca envejece. Son todo virtudes.
Como podéis ver, el uso de las ilustraciones apenas conoce límites.
Si sentís curiosidad sobre nuestra forma de trabajar o podéis visitar nuestros proyectos o conocer estos consejos para un portfolio que os contamos. Y si además os queréis animar a acompañar vuestra marca o idea con ilustraciones, podéis poneros en contacto con nosotros para dar ese salto cualitativo.